En mayo de 1911, la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia como producto del triunfo de la revolución maderista abrió un periodo crucial en la historia del país. El régimen interino que sustituyó al Porfiriato tuvo como principales tareas la pacificación de la república, el restablecimiento de las instituciones y la organización de elecciones que permitieran la renovación de las autoridades y que hicieran realidad los postulados políticos de la insurrección de respeto al voto. Las elecciones que se realizaron durante el gobierno interino fueron el primer intento por organizar comicios libres durante la revolución. El balance de ese proceso fue positivo, en términos generales, aunque se siguieron presentando prácticas políticas nocivas que eran expresión del nivel que tenía la cultura política mexicana de la época.
lunes, 1 de marzo de 2010
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